¿Sabías que el sueño en el desarrollo de tu hijo impacta en su estado de ánimo y en la memoria para el aprendizaje académico?
Dormir es indispensable para que se desarrollen circuitos específicos del cerebro durante periodos importantes de la vida como la niñez. ¿Sabías que los trastornos de sueño en la infancia predicen problemas cognitivos, de atención y psicosociales? Para entender por qué es tan importante el sueño en el desarrollo de tu hijo, consultamos a las expertas de A la Camita y esto fue lo que nos dijeron.
¿Por qué es tan importante el sueño en el desarrollo de tu hijo?
Para que un niño tenga un desarrollo sano necesita tener cubierta tres necesidades fundamentales: protección de parte de sus papás o tutores, una buena alimentación y una buena rutina de sueño. Existe evidencia científica con respecto a las dos primeras categorías, lo que ha permitido generar políticas clínicas y sociales para su beneficio en estas áreas. Sin embargo, en lo que respecta a la importancia del sueño, el campo de estudio es relativamente nuevo y se encuentra en constante descubrimiento.
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El sueño es una oportunidad para que el cuerpo conserve energía, restablezca sus procesos normales, se promueva el crecimiento físico y apoye al desarrollo mental. ¿Por qué es importante?
• Facilita la madurez neurológica, por lo tanto, prepara a los niños para procesar y explorar el ambiente de modos cada vez más sofisticados.
• Juega un papel muy importante en el fortalecimiento de la memoria de todo lo aprendido durante el día mientras estuvo despierto.
• Los niños procesan los estímulos de los sentidos y aprenden acerca de su ambiente aún cuando están dormidos.
¿Sabes qué pasa cuando un niño no duerme lo que debería? Si no descansa lo suficiente puede tener consecuencias en su salud como sobrepeso, riesgo de padecer asma, trastornos del estado de ánimo o problemas cognitivos. El cerebro de los niños es muy sensible al sueño y la falta de éste puede tener secuelas a largo plazo. Igualmente, los trastornos de sueño en la infancia pueden predecir problemas cognitivos, de atención y psicosociales en el futuro.
En un estudio en el que se realizó a niños de 2.5 a 3 años de edad, se observó que los que dejaron de tomar una siesta y después se les pedía que completaran un rompecabezas, que los investigadores habían diseñado sin solución, ante la frustración de no poder resolverlo, mostraban estrategias de autorregulación mucho más inmaduras (como chuparse el dedo) que aquellas que usaban los niños que sí pudieron dormir su siesta.
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La University College of London encontró que cuando un niño va a dormirse en horarios inestables, se puede alterar la habilidad del cerebro para recordar y aprender información nueva. Lo importante no es la hora en la que los niños se van a dormir, ya que eso no afectó su rendimiento en las pruebas que incluían la evaluación de habilidades numéricas, de lectura y construcción. Lo que sí tuvo un impacto en el rendimiento fue no tener un horario fijo para dormir; este efecto fue más marcado cuando la falta de rutina se da en niños de 3 años de edad, lo que deja ver la importancia de que tenga una rutina de sueño adecuada a su edad.
La privación de sueño está relacionada con menor cantidad de agua en las capas de mielina (una sustancia que permite que la comunicación entre las neuronas sea más rápida y eficiente), según una investigación de Frontiers in Human Neuroscience.